Obesidad infantil, ¿Cómo evitarla?
Si se tiene en cuenta que una sobrealimentación durante la infancia aumenta las posibilidades de ser obeso cuando se es adulto, es fundamental que tanto los pediatras, nutricionistas, padres y educadores tomen medidas preventivas para que un sobrepeso en la infancia no se perpetúe.
La obesidad aparece cuando la ingesta energética supera al gasto de energía y se almacenan las calorías sobrantes en el organismo como tejido graso.
La obesidad infantil puede generar múltiples consecuencias en niños, especialmente complicaciones de tipo ortopédicas, respiratorias y cutáneas. Los niños con sobrepeso corren el riesgo de sufrir diabetes, colesterol e hipertensión. En definitiva, todas ellas conducen a una peor calidad de vida.
Hay quienes aseguran que hay hasta un 40% de posibilidades de heredar la obesidad. Sin embargo, el ambiente juega un rol fundamental en el desarrollo de obesidad, debido a una sobreoferta de alimentos con alto aporte energético y baja calidad nutricional.
Factores que predisponen la obesidad:
- Actividades que no requieran un mayor gasto energético, tales como: paseos en auto, juegos de computador, etc. Y el número excesivo de horas pasado frente al televisor.
- Actitudes que la familia del niño tiene hacia la comida, puesto que en muchas ocasiones a los padres le satisface que sus hijos coman mucho. Por otra parte, hay padres que suelen “premiar” a sus hijos mediante la entrega de golosinas, contribuyendo a que ellos consuman más calorías de las que requieren.
- Malos hábitos: Con frecuencia a los niños les gustan muy poco las verduras y las frutas y les encantan las grasas animales y el azúcar, pero estos hábitos son adquiridos por lo que los niños han observado en la casa. Por esto, es fundamental que los padres muestren el ejemplo y tengan ellos también hábitos alimentarios saludables.
La alimentación también se educa
- La prevalencia de obesidad escolar oscila entre el 7% y el 10%. De aquí se deduce el papel decisivo que tiene la educación desde los primeros años de vida. Algunos aspectos “claves” sobre los que se debe incidir para conseguir hábitos alimentarios saludables son:
- Consumir un desayuno equilibrado: es la primera comida del día, en la que es importante que exista una variedad de alimentos (idealmente debiera estar compuesto por un lácteo, una porción de cereal, y una porción de fruta). Tiene una importante incidencia sobre el rendimiento escolar.
- Desarrollar el gusto por las verduras y las frutas: para ello se sugiere introducir las verduras novedosas de a una por vez, y dar a probar en más de una oportunidad.
- Evitar comidas a deshoras: hay que distribuir los alimentos durante las 3 comidas que deberían realizar, y eventualmente una merienda en determinados casos.
- No forzarlos a comer cuando no tienen hambre.
- Enseñarles a masticar despacio y a reconocer su punto de saciedad.
Las medidas específicas de tratamiento varían de acuerdo a la edad y el grado de obesidad:
- Lactantes:
No se recomienda durante los primeros seis meses de vida someterlos a una pérdida de peso. La razón se basa en que tienden a adelgazar a medida que comienzan a incrementar la actividad física y a introducir la alimentación complementaria a la leche materna.
- De 6 a 18 meses:
No se aconseja someterles a ninguna dieta puesto que ésta puede provocar un déficit a nivel nutricional y dificultar el crecimiento. Se recomienda incrementar la actividad física puesto que si se mantiene activo durante el juego, quemará el exceso de grasa acumulada durante la lactancia.
- Edad preescolar:
No se aconseja perder peso sino que lo más saludables está en implementar una dieta equilibrada y combinarla con la práctica regular de actividad física.
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