El recién nacido tiene ciertos movimientos característicos y reflejos involuntarios. Mueve la cabeza con preferencia hacia un mismo lado y encoge brazos y piernas sobre su cuerpo. Para que tu bebé vaya madurando en su desarrollo motriz, toma sus piernitas, estíralas y enderézalas con movimientos delicados y lentos.
A los niños recién nacidos les encanta mirar el rostro de sus papás. Por lo general enfocan sus ojos y les llama la atención todo lo que se mueve. Si desde pequeño le hablas a tu bebé y mueves tu cabeza de un lado a otro lentamente, te responderá moviendo su propia boca y sacando la lengua. Tratará entonces de mover también sus ojos y seguir tu rostro. Más adelante comenzará a mover sus piernas y brazos por sí solo, manifestando su alegría al sentirte cerca.
Mientras más estimules a tu bebé con movimientos cariñosos y suaves en su cuerpecito, más temprano comenzará a desarrollar su propia movilidad y actividad. Su evolución la podrás notar muy fácilmente con solo observarlo. Por ejemplo, durante las comidas, poco a poco, notarás sus habilidades manuales; en el baño, su reacción de tomarse de tu mano y sus ganas de jugar con el agua, así como descubrirás su curiosidad y capacidad de reacción entre otras muchas habilidades más, tanto físicas como emocionales, que estará aprendiendo en forma gradual.
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